domingo, 27 de enero de 2008

En memoria de un librero

Nos hacemos eco del artículo "Antonio Moreno: in memoriam" publicado ayer en el Diario Sur por Antonio Moreno y en referencia a la muerte de este anciano librero, que dice:

"ANTONIO debió mostrar su gusto por la lectura desde niño, cuando recorría, al compás de los cambios del domicilio familiar, algunas de las escuelas existentes en la ciudad en los años veinte del pasado siglo - él recordaba la de la Huerta de la Cruz; la del Señor Troyano, en la Villa Vieja; la de Don Vicente, en la calle Libertad; y la de Don Donato Millán, en la plaza Juan de Lima - y, probablemente, ese afán se acrecentó durante su adolescencia y su primera juventud. Con poco más de veintiún años, finalizada la Guerra Civil, fue destinado a Madrid y allí, además de leer cuanto cayó en sus manos, tuvo ocasión de conocer de cerca el negocio de los libros usados.

De vuelta a su pueblo, en 1945 tomó la decisión de su vida. Movido por su pasión por los libros, abandonó la seguridad de su empleo en los talleres de Renfe para ser librero - 'librero en la calle', a imitación del poeta, y 'librero de viejo', como sus héroes de la cuesta de Moyano - ofreciendo, en la triste y sombría posguerra, ilusión y entretenimiento a precio de segunda mano, por algún tiempo, sobre un carro con ruedas de madera en la esquina de la calle de Las Huertas con Emilio Santacana, y luego, para siempre, en el número 13 de la misma calle.

Durante sesenta años alquiló, cambió, compró y vendió cuentos, tebeos, revistas y libros, sobre todo libros, remediando la incultura ajena y, también, la propia. Su labor mereció el reconocimiento del pleno Ayuntamiento de Algeciras que le concedió la Medalla de la Palma el año 1999.


Humanista autodidacta, compartió sus conocimientos enciclopédicos con sus amigos en tertulias interminables. Y a solas, para sí, en cientos de cuartillas manuscritas - la mayoría inéditas, algunas publicadas - dio cuenta de sus investigaciones, sus reflexiones y sus sentimientos. Completamente lúcido a sus noventa años, ha muerto hace unos días sin poder terminar su trabajo sobre la localización de Tartesos. La muerte le ha impedido también disfrutar de la muestra que el gobierno municipal prometió realizar con los fondos de su librería, cedidos a la ciudad. Es de bien nacidos cumplir, cuanto antes, el compromiso adquirido no sólo para honrar su memoria sino además para devolver a los algecireños parte de su historia."

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